Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor del fuego
Autora: Simone Seija Paseyro
/ Sábado 17 de abril de 2010
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Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.
Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.
Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.
Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.
Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.
El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.
Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.
Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.
Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.
Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.
Entonces…los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar.
Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir.
Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes.
Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono.
Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.
Es espectacular el texto. Para las mujeres es muy significativo, se sienten identificadas, se emocionan al leerlo. La autora del texto tiene un blog que colgó hace poco, la dirección es: http://cuandolascabezasdelasmujeres...
Un saludo para todas/os
Increible hoy se los reenvie a mis amigas es maravilloso
Eso mismo hice yo cuando descubrí el articulo. No he logrado tener más información de la autora. Me encantaría poder agradecerle su texto. De momento lo difundo para que otras personas puedan sentir lo que yo sentí al leerlo.
Gracias por dejarnos tu comentario.
me parece sencillamente INCREIBLE!!!!!! que alguien pueda condensar la relaciòn entre mujeres con palabras tan justas, tan exactas...brindo por la autora y la abrazo a la distancia!!!!!
claudia frias
"Con palabras tan justas", lo defines perfectamente. Es un texto que no hay que entender, sólo hay que "sentir".
Creo que poco quedó sin mencionar en este hermoso relato sobre la mágica relación que las mujeres podemos crear entre nosotras, para nosotras y nuestros "otros". ¡Muy bello el estilo de la autora!.
Cuando me siento bien y cuando me siento mal, vengo, lo leo y me emociono. Me siento acompañada. Me encuentro yo misma. Siempre me fijo en algo nuevo. Para mí, este texto ha sido y sigue siendo un gran descubrimiento.
ME PARECIO EXCELENTE , HERMOSO ¡¡¡¡¡
De verdad que es hermoso, por lo que dice y por cómo lo dice.
muy lindo.... una muestra más del reconocer que la mujer, las mujeres sin importar su edad su religion su cultura son el cimiento de la vida.....
Gracias por sentirlo así. Gracias por saber sentirte bien sientiéndolo así. No es fácil y no todos los hombres lo consiguen. Es más. lo sientes y lo comunicas. Genial. Gracias.